domingo, 31 de mayo de 2009

Que contra gustos, no hay disputa

Una tarde típica hace la plancha en la redacción del San Telmo empedrado, el infame. Teclean con dos dedos los redactores analógicos, suenan los teléfonos que nadie atiende y gritan sus alarmas repetidas los colegas televisivos que todos critican abiertamente pero envidian en secreto. "Caos de tránsito" y "Diluvia en Buenos Aires" son sus titulares preferidos. Un columnista se enoja (tanto como se pueden enojar los señores cuando están enfundados en un traje) y explica pormenores de un procedimiento penal con rigor de verdá milaneseril.

- ¿Hablo yo o pasa un tren? Pasa un tren...untrén untrén...untrén untrén...- suelta desde el púlpito jefe megalómano mientras quizás comenta algo de la tele, le contesta a un interlocutor imaginario o discute con alguna de sus otras personalidades, quién sabe.

- Vos sabés que allá los trenes no hacen ruido- interrumpe, didáctico, jefe canciller.

- ¿Allá dónde?

- En Barcelona. Porque tienen un sistema, me contaba una vecina, que...

El monólogo colectivo continúa. Posiblemente se sumen nuevos participantes y nuevos temas. Si usté es un amante de este fenómeno, recuerde: la clave es esperar que el otro se calle para introducir un comentario. No importa el tema, sólo el sentido de la oportunidad. ¿Le preocupa que adviertan que sólo quiere hablar para experimentar el éxtasis de oír su propia voz sin importar que exista cualquier tipo de coherencia con lo que se dijo antes? Quédese tranquilo: el otro tampoco lo está escuchando.



Ilustración: Cubeta

1 comentario:

Malhumoretti y Neptuno dijo...

Niña Z, ña invitamos a visitarnos.

infamiapura.blogspot.com