- ¿Hablo yo o pasa un tren? Pasa un tren...untrén untrén...untrén untrén...- suelta desde el púlpito jefe megalómano mientras quizás comenta algo de la tele, le contesta a un interlocutor imaginario o discute con alguna de sus otras personalidades, quién sabe.
- Vos sabés que allá los trenes no hacen ruido- interrumpe, didáctico, jefe canciller.
- ¿Allá dónde?
- En Barcelona. Porque tienen un sistema, me contaba una vecina, que...
El monólogo colectivo continúa. Posiblemente se sumen nuevos participantes y nuevos temas. Si usté es un amante de este fenómeno, recuerde: la clave es esperar que el otro se calle para introducir un comentario. No importa el tema, sólo el sentido de la oportunidad. ¿Le preocupa que adviertan que sólo quiere hablar para experimentar el éxtasis de oír su propia voz sin importar que exista cualquier tipo de coherencia con lo que se dijo antes? Quédese tranquilo: el otro tampoco lo está escuchando.

Ilustración: Cubeta