miércoles, 24 de junio de 2009

Artistos

Dos diagramadores miran fijo los monitores de sus Macs:

- ¿Qué estuvo haciendo Cristina en San Juan? Porque vinieron fotos en las que está abriendo una caja.

- Es la caja de Pandora.

Me río para adentro, no quiero que sepan que los espío. Difícil la tarea del diagramador: hacer calzar nuestras redondas, filosas o espiraladas palabras en cuadrados que se amontonan a lo largo y a lo ancho de las páginas, también cuadradas. Bueno, cuadradas no, rectangulares. Paralelográmicas, digamos, y todos contentos con la palabra inventada.
Editores y armadores libramos día a día una guerra silenciosa, la de la profusión del discurso contra la contundencia de la imagen. Para el observador novato, parecemos un equipo, pero no se engañen. Entre todas esas bromas y ofrecimientos para traer café de la máquina, se debaten dos bandos, se renueva todos los días el odio de Caín a Abel. Con un halo de cordialidad, se patean bajo la mesa los dos hijos bobos del arte: el que se cree el próximo Nobel de literatura contra el aspirante a Dalí versión siglo XXI.

1 comentario:

Toro dijo...

Bueno, como periodista me toca de cerca. ¿Dónde editás?

Gracias por la bienvenida.

Ahora ando sin laburo, pero no da garronearte uno, porque recién nos conocemos (?)

¿Y dónde es que das clases?

Y qué importa más, pues, ¿estética gráfica o literatura? A penales, mínimo.