martes, 8 de marzo de 2011

Paco

Paco tiene casi cuarenta, una mujer, un hijo, una casa, un auto, un plan. Paco tiene un trabajo, es subjefe de algo y eso le hace pensar que es un tipo que sabe, que es respetado por lo que hace, que la empresa confía en él. Paco habla de política, de fútbol, de los crímenes que ve en la tele. Paco analiza, Paco tiene una opinión formada sobre las cosas. Paco te las explica porque sabe, porque no llegó a los casi cuarenta y a la subjefatura de algo al pedo. Paco tenía un perro también, que se le murió, pero bueno, tuvo la intención de tener un perro, lo compró, lo alimentó, seguro lo sacó a pasear y bueno, esas cosas pasan.
Paco un día consiguió un trabajo en una empresa grande. Y aprendió a hacerlo y, como la práctica hace al maestro, de tanto repetir fue ascendiendo. Y como Paco es un tipo con intereses, un día quiso cambiar de lugar. Y fue y pidió ser cambiado y la empresa le dio un nuevo puesto en otra sección. Y él siguió haciendo lo suyo y la empresa consideró que estaba para más y le ofreció otro puesto en otro lado. Un puesto jerárquico, porque Paco ya era un profesional hecho y derecho, listo para tomar las decisiones que harían de la empresa que lo cobijó durante diez años un lugar mejor.
Paco llegó a su subjefatura lleno de ideas que podían revolucionar su nuevo lugar de trabajo. Y dijo que lo que había antes era una mierda, que era feo, que estaba mal hecho, que acá lo que hace falta es otra cosa y que ya hablamos para remodelar todo. Pasaron como seis meses desde ese día, pero bueno, igual ya está todo hablado, pero hay que entender que los tiempos de la empresa son otros. De cualquier modo Paco ya tiene todo pensado, Paco es un tipo que sabe lo que quiere, así que se sienta y espera.
Otra cosa que Paco aprendió es que ser jefe no se trata de hacer mucho sino de saber conducir. Paco se sienta y hace poco -hay días en que todo su trabajo es mirar fijo el monitor-, pero da órdenes. Vos poné, vos sacá, vos subí, vos no sé, hacé algo. Paco sabe que para ser líder hay que demostrarse superior, no importa si surge de ostentar virtudes o de buscarle errores al otro. Lo importante es marcar esa diferencia, porque si vos no te imponés, te pasan por encima. Paco se repite ese pensamiento como un mantra todas las mañanas cuando se afeita frente al botiquín del baño. Bueno, no todas, porque a veces tiene que llevar al nene al jardín porque la mujer –la gorda, como le dice él- está ocupada y no le queda tiempo.
Paco es un tipo preocupado por su familia. Paco tiene un hijo de tres años que lo visita en el trabajo. Una vez por semana por lo menos, el nene llega de la mano de su madre a la oficina y lo acompaña por lo menos una hora hasta que se hace el momento de salir. Como el chiquito es un amor, todos los empleados de Paco están encantados de escuchar las fascinantes historias del jardín de infantes y de oírlo interrumpir las conversaciones de su padre con interjecciones a media lengua. Durante esa hora, la oficina que habitualmente es un cuadrado de durlock mal colocado con más tubos fluorescentes que ventanas se convierte en una mezcla de salita rosa con sala de espera del dentista. Y sí, Paco es un padre ejemplar.
Como te decía, Paco tiene mujer, hijo, trabajo, perro (bueno, tenía), opiniones formadas sobre la vida, valores y un brillante futuro por delante. Paco sabe lo que quiere y no tiene problemas en trabajar duro para conseguirlo. Paco sabe que si no te imponés, te pasan por encima, y entiende también que a veces los tiempos son otros y hay que saber esperar. Paco la tiene clara. Paco hace todo bien. Ojalá que lo pise un camión.

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