sábado, 21 de noviembre de 2009

Firma y aclaración

A Paula y Daniel

No importa lo que diga Hollywood, el amor no se siente como mariposas en el estómago. No importan los guionistas de Love story. No importa lo que haya escrito Neruda, los astros no tiritan azules a lo lejos, el viento en la noche no gira en el cielo y mucho menos canta. Nada que ver.


Más que como una bendición celestial con violines, el amor suena a canto de gallo. Y sí, canta el gallo y hay que ir a laburar. Y como en todo laburo, hay días en que pensás que haberte dedicado a eso es la mejor decisión que tomaste y hay otros en que lo pensás tres veces antes de levantarte de la cama. Hay días en que hacés todo bien y te comés el mundo y hay otros en que metés la pata hasta el fondo. Pero lo importante es que al otro día volvés y te das –y te dan- una nueva oportunidad.


Así que en este primer día de contrato –porque el matrimonio, como el trabajo, es un contrato- no voy a brindar porque sea para siempre. Hoy brindo porque cada día cuando cante el gallo y se levanten, se vuelvan a elegir otra vez.


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