A la colonia de limón.
Al té, porque sana.
A mirar la luna.
A los rocklets. A comer primero los amarillos, después los rojos, después los verdes, después los naranjas, después de los celestes. ¿Y los marrones? No, los marrones no.
A cantar como si no hubiera vecinos.
A mandarlos a todos a la concha bien de su puta madre.
Hay cosas a las que siempre tenemos derecho.